Lo cotidiano se vuelve extraordinario.
En los reinos superiores la paciencia no se relaciona con el concepto que tenemos sobre ésta; nosotros los humanos, atrapados en nuestros reducidos esquemas que han hecho de esa cualidad una triste y aburrida experiencia. La paciencia es la ciencia de la paz, que es la no-espera en la certeza de lo que ocurrirá. En cuanto a la obediencia, tampoco tiene que ver con hacer todo lo que se nos diga, sino dejar de hacer lo que nuestra impaciencia nos impulse para permitir que la perfección divina gobierne nuestras acciones mientras las ejecutamos sin imponernos.
Y el equilibrio emocional tiene que ver con la sintonía de frecuencias provocadas por el tipo de sentimientos que gobierna nuestros actos y decisiones. Si son armónicos, conectamos con lo que vibra en esa armonía; si por el contrario, son inarmónicos o de baja frecuencia, estaremos a merced de los eventos que moran en esa tasa vibratoria, dificultando nuestros éxitos.
La herramienta superior es siempre el amor, porque la lus no combate, actúa por presencia.
Elegir es nuestro derecho de libre albedrío, decidir entre una actitud u otra es sólo cuestión de sentimientos, pero de esa elección dependen las experiencias por vivir.
Fragmento del libro Surameris, de Fresia Castro.


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